Es un conjunto de tierras bajas, de inundación estacional, formadas por algunas lagunas, pantanos y yolillales que brindan refugio a una fauna diversa, especialmente aves. La vida gira en torno a la laguna Caño Negro, alimentada por el río Frío. Con la llegada de la estación seca, a principios de febrero y hasta abril, queda reducida a lagunetas, caños, surcos y playuelas.
Este refugio ha ganado popularidad entre los turistas más orientados hacia la naturaleza y el eco-turismo. La razón es que el lago se llena al principio de la temporada lluviosa, juntándose con el río Frío, este fenómeno provee un hábitat ideal para la procreación de las aves, convirtiéndose este en un paraíso para los amantes de las mismas.
La variedad de aves es exorbitante, en este parque se pueden encontrar garzillas bueyeras, jabiru (en peligro de extinción), espátulas rosadas, ibis blancos, patos aguja, piches y cormoranes neotropicales. El lugar es particularmente importante porque aquí anida la colonia más grande de cormoranes neotropicales del país, y también por ser la única región con poblaciones permanentes del clarinero nicaragüense, un ave endémica de la cuenca del lago de Nicaragua.
En esta zona también existen animales en peligro que gozan de la protección de la reserva tales como jaguares, pumas, dantas, el manigordo, así como otras especies más comunes como lo son monos congo, carablanca y colorado; tolomucos, perezosos de dos dedos, nutrias, zorrillos y venados. En los ríos son abundantes las tortugas terrestres, los caimanes y unas 30 especies de peces de agua dulce, incluido el gaspar, considerado un fósil viviente.
El refugio queda cerca del campamento Maleku, descendientes directos de los antiguos nativos Guatusos, localizado a 165 kilómetros norte de San José, al sur-este de la cuidad de los Chiles, en la frontera con Nicaragua.
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